De vez en cuando, y sin afanarme demasiado en las pretensiones, me gusta sentarme en el balcón de los pacientes para ver pasar la vida de los demás, la vida que también pasa irremediablemente para mí, dejándome muchas canas y
De vez en cuando, y sin afanarme demasiado en las pretensiones, me gusta sentarme en el balcón de los pacientes para ver pasar la vida de los demás, la vida que también pasa irremediablemente para mí, dejándome muchas canas y